En el siglo XVIII, los reyes de la casa de Borbón establecen lo que podemos considerar el primer dispositivo de seguridad español, caracterizado por la proliferación de fuerzas dispersas por el territorio y con poca coordinación entre sí. Pieza clave en ese dispositivo fue la protección de los Sitios Reales, encomendada desde 1762 a la entonces creada, Compañía de Fusileros Guardabosques Reales, mas tarde secundada por la Compañía Suelta de Castilla la Nueva, hasta que a mediados del siglo XIX se produce la remodelación de la Guardería real, estableciéndose un nuevo dispositivo de protección. En este libro se desentrañan las diferentes vertientes (delitos, efectivos, puestos de vigilancia, relación con los paisanos, organización, etc.) del proceso que en este aspecto de la vida española lleva de la Ilustración al Liberalismo.