Los árboles tienen raíces y no pueden moverse. Los humanos tienen pies y son nómadas desde siempre.
Hay una teoría antropológica que nos explica cómo los bebés duermen cuando se les balancea: el balanceo indica que la tribu se mueve y el bebé se relaja. Si la tribu se para, quedaría vulnerable a merced de los depredadores.
El viaje siempre ha formado parte de la aventura humana. Como tal, el camino surte al viajero de encuentros inesperados, incertezas absolutas y maravillosas sorpresas, por ello la duda se matiza y le alienta el progreso. Los más destacados escritores, de Hemingway a Steinbeck, se embarcaron en trayectos que les abstraían, les reforzaban y les enseñaban las cosas básicas de la vida.
Por ejemplo, saber escuchar.
En Como fuera de casa en ningún sitio el lector encontrará las citas célebres de los navegantes y los consejos prácticos de los temerarios. Además, los pasajes de las lecturas de los clásicos nos acercan a los misterios de lo que antes nos era desconocido. El viaje es avanzar, perdurar, la única manera de ser eterno aun el paso fugaz del tiempo.