Siglo xvi. Juana, criada de varias señoras, hilo conductor de la novela, va forjando su identidad en el reverso de la historia oficial, entre alumbrados que hacen del erotismo una condición más de su espiritualidad, comuneros que se niegan a aceptar un Imperio impuesto por un rey extranjero y erasmistas que propugnan el libre albedrío y la importancia de la razón frente al dogmatismo y las supersticiones. La trama, desarrollada en un estilo envolvente y cuidado, nos llevará desde la casa de Francisca Hernández, beata carismática y sensual, hasta la corte renacentista del marqués de Villena, pasando por la crueldad de las prácticas inquisitoriales, el entusiasmo de comunidades de enamorados que tenían como lema “Ni reyes ni Papas” y la brutalidad de la conquista de América. Asimismo, hasta el final no se desvelará a quién le está contando Juana su historia. Y los motivos por los que lo hace. Inesperada revelación que dará sentido y coherencia a todo el conjunto.