Si bien se define a las personas como animales racionales, es evi dente que sus impulsos irracionales dirigen y protagonizan muchos de sus actos y comportamientos cotidianos. Partiendo de esta idea y de retazos de voces y frases, cortos diálogos y breves noticias, atrapados al vuelo de la realidad, el autor, en calidad de simple tes tigo o recopilador, da la palabra a 47 seres: niños, jóvenes y adultos de ambos sexos y diferente condición para configurar otros tantos relatos, cuyos protagonistas, tejedores de sus vidas, fijan lo que piensan y viven durante dos días bien precisos en sus respectivos diarios íntimos, con su particular forma de expresarse -monólogo interior o soliloquio teatral-, mezclando la ironía y el humor con la tristeza e incluso la rabia, al referirse a sus deseos, su soledad, su melancolía y también su egoísmo, su orgullo, su mezquindad, su intrascendencia, su frivolidad, como teselas coloreadas de un mosaico humano.