José Luis Segura no es un autor novel. El veterano publicista ha desarrollado en los
últimos años una carrera de escritor que le ha llevado a escuchar con dencias de una
silla del Maritim de Cadaqués, a observar con ironía las modernas relaciones de pareja,
a embarcarse en un crucero por el Mediterráneo con asesinato e investigadora
despampanante incluidos y hoy por hoy, que se cumplen cincuenta años de su apertura,
a contarnos una serie de “aventis” entorno al mítico Bocaccio, local singular en la
Barcelona de los sesenta y setenta –con sucursal en Madrid– y emblema de una
generación de izquierdas, pija y conservadora, utópica y creativa y con afán y dinero
su ciente para divertirse.
“Cuentos de Bocaccio”, que nada tiene que ver con el “Decameron” de Giovanni
Boccaccio que también eran cuentos pero del siglo XIV, es una visión más cercana al
sarcasmo que a la ironía de la fauna y ora que pobló el local que inventaron una noche
en Ibiza Oriol Regás, Xavier Miserachs y Teresa Gimpera. La sorna domina una
colección de historias contadas sin orituras ni circunloquios, yendo al grano, mediante
una prosa tan sintética como e caz porque Segura luce con orgullo el estigma de su
maestría en el o cio de publicista, donde la brevedad y la concisión son virtud.
Así, esta colección de entretenidas historias, imagino que basadas en hechos reales,
como se dice en las películas, se leen de un tirón y te dejan con ganas de que te cuente
otra “aventi”.
Por la coyuntura, por las circunstancias y por la conjunción de personajes de la
modernidad barcelonesa, Bocaccio fue un local irrepetible, porque, como me contaba
Joan Manuel Serrat en una entrevista, hablando de la gauche divine y de Bocaccio
“…Me lo pasaba muy bien…Es que era muy divertido…Se estaba muy bien, es decir,
existía una relación muy liberal, muy tolerante, muy abierta. Además, follar estaba de
moda en estos ambientes y eso me gustaba mucho…”